Cuando se trata de eso, el voleibol es un juego de impulso. El diccionario describe el impulso como una fuerza de movimiento. Cuando el impulso está presente en tu lado de la red, puedes sentirlo. Su equipo está en la corriente. La energía es alta, el paso es sin esfuerzo, la transición es fluida y los puntos vienen fácilmente. Las cosas parecen ir a tu manera y los pequeños baches en el camino aquí o allá no desvían a tu equipo de su rumbo.
El problema con el impulso es que es inconstante y no tiene lealtad. A lo largo de un partido, cambia de equipo innumerables veces sin mirar atrás. Justo cuando crees que lo tienes para siempre, se te escapa entre los dedos.
Obtener impulso y mantenerlo no siempre es controlable. A veces las fuerzas externas, las circunstancias y la suerte juegan un papel en su presencia. Pero hay algunas cosas que puedes hacer cuando sientas que el impulso se te escapa y que te ayudará a encontrar tu lado y a permanecer allí.
5 Asesinos del mayor ímpetu
- Errores no forzados: Los errores no forzados se producen en forma de saques fallidos, ataques en la red, pases apuñalados o lances lanzados. Los errores no forzados envían el ímpetu a la oposición a toda prisa porque les permiten sumar puntos por los que no tienen que trabajar.
- Falta de comunicación: Las señales son fáciles de detectar. El bloqueador del medio ejecuta una diapositiva, pero el colocador coloca una hacia atrás. Un saque cae al suelo sin ser tocado porque los dos jugadores de cada lado no dijeron nada. La falta de comunicación puede acabar con el impulso en un instante porque reduce el nivel de energía, erosiona la confianza de un jugador en sí mismo y en sus compañeros de equipo y puede dar lugar a disputas y a que se le señale con el dedo. Cuando la buena comunicación te deja, también lo hace el impulso.
- El submarino equivocado: Su equipo está tarareando bien, el flujo está rodando y la química en la pista está funcionando. Luego suena el silbato y entra un jugador que no está listo. Tal vez su mente está en otra parte o no están entusiasmados. Tal vez estén teniendo una noche mala y se conviertan en un blanco fácil o su propia presencia de alguna manera afecte negativamente la energía en la cancha. El impulso es efímero y estas cosas son más que suficientes para enviarlo directamente al otro lado.
- Malas decisiones: El árbitro es ciego. Está llamando a toques fantasmas y anulando al juez de línea que acaba de llamar a la pelota. Pero de alguna manera el otro equipo se las está arreglando para salirse con la suya. ¿Injusto? Sí. ¿Controlable? No tanto. ¿Asesino del impulso? Definitivamente. No hay nada como una sensación de control perdida para llevar el derrotismo a las mentes de tus jugadores. Parece que el mundo está detrás de ellos y que no pueden ganar sin importar lo que hagan. La verdad es que algunas malas decisiones no suelen ganar o perder un partido para un equipo, pero la pérdida de ímpetu que sigue a las malas decisiones puede perjudicar a su equipo de una manera importante.
- Mal humor: Una de las malas decisiones mencionadas anteriormente envía a uno de sus jugadores o al entrenador, al límite. Hay gritos, pisotones, saludos con las manos y conducta inapropiada. El árbitro saca una tarjeta amarilla o una roja. El otro equipo puede haber obtenido un punto o alguien puede ser expulsado. Ahora su equipo está nervioso, exasperado y perturbado cuando suena el silbato para comenzar el siguiente juego. El oponente sabe que tiene la ventaja y el ímpetu.
5 Constructores del mayor ímpetu
- Tiempo muerto: Cuando las cosas no van bien y el impulso está sólidamente al otro lado de la red, el tiempo muerto es tu amigo. Encuentra cualquier excusa que puedas para ralentizar el juego y sacar al otro equipo de la corriente. Cuando su equipo gane el saque, pida a sus jugadores que se tomen su tiempo para volver a la línea y utilicen todo el tiempo asignado antes de servir la pelota. Sólo asegúrese de que no está rompiendo las reglas o usando la paciencia del árbitro mientras lo hace. El uso de sus submarinos aquí también puede ganar algo de tiempo.
- El Submarino Derecho: Usted normalmente cuenta con sus arrancadores para salir de una mala rotación o para detener un cambio de ímpetu, pero por el momento no está funcionando. Echa un vistazo a tu banquillo y elige a un jugador con algo de fuego y energía que pueda sacudir las cosas en la cancha. Tal vez no sean tu mejor jugador, pero si pueden cambiar el flujo en la cancha, valen su peso en oro.
- Buena comunicación: Cuando el juego se escapa, los jugadores tienden a callarse. No dejes que esto suceda. La única manera de recuperar el impulso es comunicarse temprano, a menudo y en voz alta. Asegúrese de que todos sepan quién está tomando la pelota y hacia dónde van los bateadores. Asegúrese de que sus bateadores estén llamando al colocador para decirle que quieren la pelota. A veces se puede recuperar el ímpetu por pura fuerza de voluntad.
- Reenfoque: Tu oponente te tiene contra las cuerdas. Estás fuera del sistema y luchando la mayor parte del tiempo. Tómate un tiempo para que tus jugadores vuelvan a centrarse en lo básico. Comience con un buen pase y siga desde allí.
- Análisis y Estrategia: Puede que hayas llegado con un buen plan de juego, pero el partido todavía se te está escapando. Echa un vistazo a cómo el otro equipo te está ganando. ¿Sus jugadores están trabajando en el plan de juego o se fue por la ventana junto con el ímpetu? Si no están implementando su estrategia, vuelva a ponerlos en marcha. Si se atienen al plan pero no está funcionando, ajústese a lo que realmente está sucediendo en la cancha tan pronto como usted lo reconozca. Un cambio en la estrategia mantendrá al otro equipo adivinando y puede ayudarle a encontrar el impulso que falta.